lunes, 27 de enero de 2014

LO QUE VIVIMOS Y NOS QUEDA POR VIVIR...



Un tema incandescente bombardea actualmente, la prensa nacional, la escrita, la televisión y por si fuera poco, está en boca de todos los ciudadanos de a pie.
Es algo muy delicado, no se debe de tomar a la ligera y no se deben de lanzar improperios a diestro y siniestro sobre ello sin ser respetuosos, sobre todo y como siempre de y hacia los demás.

Se está debatiendo en nuestra cámara de representación territorial, Senado y se hará posteriormente en el Congreso, el texto del borrador de la reforma de la “Ley del Aborto”.

Para mí, esta cuestión es, además de complicada y de difícil trato por su mal-interpretación y por utilizarla muy ligeramente y sin conocimiento, una cuestión de suma importancia, como mujer y sobre todo como individuo y persona.
Es un debate interminable y sin solución pues cuando no hay unos en contra hay otros a favor.

Mucho se ha dicho sobre ello, como comentaba al principio, en estos días; y lo han utilizado tan alegremente como radicalmente, sin respeto, llegando a límites y extremos de vulgaridad y de la más arcaica prehistoria.

Cuando tenía poco más de veinte años...era la más radical y rebelde de las feministas convencidas y defendía a ultranza los derechos de la mujer, sin conocimiento y con una pasión desmedida; eso sí, siempre con las ideas muy claras, demasiado, y por supuesto era feminista de salón, no iba por ahí enseñando partes de mi cuerpo tan alegremente y vulgarmente por causas perdidas e inútiles.
Los años te dan licencia, además de coherencia, para, afianzar tus propias creencias e ideas, para formar tu particular ideología, siempre y cuando la causa y razón de ello sea por ampliar conocimientos y por formación. Y son ellos, los años, los que te ayudan a reflexionar y posteriormente a madurar sobre diferentes materias y matices que al final sin tú quererlo se van homogeneizando en el tiempo y espacio con tu personalidad y con lo que todo ello conlleva.

El tema del aborto, lo repito hasta la saciedad, es muy delicado, y hay que tratarlo con suma delicadeza; sólo quien ha pasado ese trance sabe lo que significa y lo que conlleva...los demás somos meros espectadores.
Como tales espectadores es muy sencillo alardear y juzgar, nos encanta, y mover a nuestro antojo todo lo referente a ello según el sol que más nos calienta y manipularlo hasta límites insospechados.

Hagamos historia, pero no el tipo de historia histérica...

Con la Ley anterior, el abortar, se convirtió en algo tan sencillo y al alcance de cualquiera como quien va a hacerse una intervención quirúrgica, sea del tipo que sea; se pusieron los fines, sin inculcar un medio, eso sí para dar libertad sin explicar lo que esa libertad significaba.
Se daba carta blanca a menores para abortar pero se les eximía de culpa en delitos por no tener el suficiente raciocinio. Obviando y olvidando la primera norma: educar, y esa educación es y se debe dar en todo y a todos los niveles; aunque en este país, la educación no es que brille por su ausencia, sino que se ha convertido sólo y simplemente, en un arma electoral, olvidando lo importante que es, qué pena.
Y dicen, que con la ley actual, se cortan libertades, volvemos a tiempos de la prehistoria, nos restan derechos a las mujeres y miles de barbaridades obviando lo que supone un aborto para una mujer, física y psíquicamente y obviando que los derechos ni se dan ni se quitan sino que se reconocen y por ley están reconocidos, y legitimados... otra cosa es que se respeten; y estos derechos, están reconocidos por ser individuos, por ser personas pues la paridad en sí misma, es ya una tremenda, exagerada y desconmensurada desigualdad.
Y seguimos sin querer educar, sin poner las bases a una educación sexual plena y sin temores.
Y seguimos sin llamar a las cosas por su nombre, pero con respeto, ese que se está perdiendo y no se sabe donde se fue y donde andará.
Y seguimos sin dar facilidades para tener diferentes y diversas opciones a la hora de un embarazo, cuando es no deseado y no pensamos en la madre, en el padre y menos aún en la criatura que vendrá, porque nos pongamos como nos pongamos es una vida, por formar o no pero es una célula o cigoto y señores, tiene vida y sus derechos están reconocidos como los del concebido y no nacido desde tiempos inmemorables.

Con la Ley del ochenta y cinco, se establecían tres supuestos por los cuales se podía abortar “libremente”, en la que se podía abortar en caso de violación, daño para la vida o salud física o psíquica para la madre y malformación del bebé, no entro en plazos pues tan doloroso o no es hacerlo a unas pocas o unas muchas semanas; el daño para el bebe y la madre es...IRREPARABLE, en todos los sentidos y en todos los aspectos; eso te marca de por vida y no por lo que digan los demás por lo que significa ese trance para ti misma.
Y con esta reforma, la actual, quitan de un plumazo la malformación del bebé y claro quitan y desaparecen las subvenciones y ayudas en caso de tener un hijo con alguna discapacidad porque claro todos tenemos los suficientes recursos y la fortaleza para tener y criar a un hijo así, porque lo dicen ellos y ellos; así son las vicisitudes de la política y los políticos. Utilizar a los demás como auténtica propaganda electoral.

Y yo me pregunto, ¿quienes somos, ninguno de nosotros, para hacer una criba de quienes tienen una discapacidad o una malformación?, ¿las pruebas que se realizan al respecto son infalibles?...
Tengo demasiadas preguntas y dudas al respecto no me creo que esta ley sea de uso y disfrute exclusivo de la mujer y que sea un derecho suyo, y el derecho del “nasciturus” no existe...y lo que es peor pienso muy certeramente que no me las resolverán, pues ahora harán y aprobarán una reforma; que cada día que pasa es menos viable, y cuando las tornas políticas cambien se hará otra diferente, como en todo, y aquí nadie piensa en nadie ni en nada y todo se hace bajo el poder del momento electoralista sin pensar en los daños colaterales de todos los que están implicados en cada caso que se presenta y sin dar un ápice de esperanza para educar en valores y en y con sentido común a las generaciones venideras y a las presentes, que dicho sea de paso, falta les hace y les hará con lo que estamos viviendo y lo que nos queda por vivir.


                                   Estrella Arroba Paredes © Todos los derechos reservados




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