viernes, 15 de abril de 2011

DE PRINCESAS Y CUENTOS....




Y la nena dejó de creer en príncipes azules que desteñían, y se quedó con un príncipe que no era azul, no desteñía y la hacía sentir la más afortunadas de las princesas de un cuento infinito, el suyo, del cual era protagonista...

Y la niña se hizo mujer y en su período de transición aprendió a caminar; tropezó y levantó el vuelo...y sus alas se hicieron fuertes, constantes y recuperó su altanería, su firmeza y su eterna sonrisa acompañada de ese brillo en sus inmensos ojos verdes que la hacían, inconfundible...

Y la niña comenzó a ser mujer sin importarle nada ni nadie y sus historias pasadas de princesas de cuentos infinitos se quedaron, no ancladas en el pasado sino enterradas y bloqueadas en un letargo mental de movidas olvidadizas que no ocuparían ya jamás en su mente ni espacio ni lugar ni por tan siquiera compromiso, y reapareció una historia, una vida, un ser excepcional, una persona inimitable, inigualable que demostró ser príncipe en épocas de crisis y demostró saber amar, sin pedir nada a cambio y le enseñó a querer, a demostrarlo y a vivir amando.

Y esa niña, comenzó a florecer con encuentros maravillosos, con momentos cautivadores, con sensaciones casi olvidadas por no haberlas vivido tan intensamente y por no haberlas vivido nunca realmente, sino en sueños adormecidos, con soñadores imaginarios, que ni son, ni sabían serlo.

Y la niña, se descubrió, le dio rienda suelta a sus sensaciones, a sus sentimientos, amó, quiso hasta la saciedad y descubrió la felicidad a raudales, sin caducidad, sin desasosiegos, sin chantajes, ni falsos cariños embusteros...esa felicidad adormecida que aún no sabía ver y que era infinita, eterna y perpetua.

Y la niña, esa nena...descubrió que las mejores cosas que pasan en la vida, son las inesperadas....y sucedió...ocurrió...y...

Todos los momentos vividos fueron inolvidables,
Todas las esencias de su príncipe las guardaba en los lugares más recónditos de su existencia.
Todos los latidos de su corazón resonaban en los oídos de la princesita como música celestial emulando una gran, inmensa y eterna oda al amor,
Todos los besos que se dieron, tenían el sabor dulce como el mejor y más sabroso caramelo,
Todo le recordaba a esos instantes, todo era de él y por él...era primordial en su vida, en su día a día y la princesa vivía en su cuento infinito, como única protagonista, dejándose querer y amar, mimar y cuidar hasta el final de los tiempos, hasta el nunca jamás, de ese su divino y fabuloso cuento que persistiría a través de épocas infinitas con dos protagonistas, dos almas errantes y gemelas que nunca estarán solas y siempre serán eternas...






...”Amiga mía, princesa de un cuento infinito...Amiga mía, tan sólo pretendo que cuentes conmigo”...y cuento no puedo contar sino te cuento, sino te tengo...




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